domingo, 1 de febrero de 2015

Friedrich Kurt


PERSONAJES DEL MEDALLÓN: FRIEDRICH KURT

Fiedrich Kurt es un antiguo miembro de las SS que dirige un conglomerado de sociedades y empresas herederas del régimen Nazi. Su interés por el medallón del Apóstol Santiago le hace estar dispuesto incluso a matar por él. Beatriz y Mario, en su viaje tras la pista del amuleto, estarán en su punto de mira.

       "Cumplía con todos los requisitos físicos, raciales y de ascendencia, impuestos por la cúpula de las SS para pertenecer a esa élite de soldados a los que el propio Hitler confiaba su vida. Aquellos primeros años le habían parecido heroicos. Guardia de corps de ese hombre que sacaría a Alemania de su inmerecido pozo y la encumbraría al lugar que merecía en Europa, en el mundo y en la Historia. El famoso Leibstandarte-SS "Adolf Hitler" había sido su primer hogar, más allá del paterno. Allí había hecho buenos amigos, de esos que uno juzga inseparables, que le hacen creer que siempre estarán allí cuando se los necesite; de esos en los que uno deposita una fe ciega y a prueba de balas. Luego llegan la guerra y sus lecciones, lecciones rara vez aprehendidas por nadie, por nadie que importe al menos, que pueda evitar que se repitan en un futuro próximo, y te enseñan que nada es a prueba de balas, que los amigos inseparables pueden irse para siempre de tu lado en mitad de un pantano insalubre, en una playa de mar negro y cielo gris, o en una llanura helada donde el frío se cuela irremediablemente entre los pliegues de la ropa. Pero todo eso aún tardaría en llegar. Porque el destino es caprichoso y juega con las ilusiones, las esperanzas y las vidas de los hombres, dejándolos primero subir a lo más alto, haciéndoles sentir invencibles, los mejores entre los mejores, para luego arrebatarles todo de un solo golpe. Así que aquellos años de desfiles, de ceremonias, de uniformes impecables, de sentirse importante, de creerse parte de la Historia con mayúsculas, de la presente y de la que contribuiría a forjar, jugaron su papel y devolvieron al joven Friedrich la esperanza perdida en el futuro de su gran nación.
       También para su familia fue una época dorada. Su padre, lisiado por la herida recibida en una pierna durante el asalto a una trinchera enemiga en la Gran Guerra, había entrado a formar parte de aquella especie de sociedad de las SS llamados Miembros Patrocinadores [...]. Nunca en su cabeza ni en la de sus hijos, especialmente en la del menor, Friedrich, prendió la más mínima chispa de duda acerca de lo que estaban haciendo. Los discursos radicales sobre la supremacía de su raza aria, sobre la necesidad de ese "espacio vital" que el nazismo reclamaba para ellos, el rearme paulatino al principio y feroz tras las elecciones del treinta y tres y la llegada al poder del partido nazi, el antisemitismo cada vez más extremo, el progresivo control de todos los medios de comunicación, la implantación del estado policial; todo ello siempre le pareció algo lógico, natural, necesario incluso y justo sin duda. Nunca se planteó, ni por tanto procuró que se plantearan sus hijos, que pudiera haber alguna distorsión de la realidad por parte de aquella cúpula de iluminados, algún mensaje demagógico entre tanta arenga patriótica y racial, alguna culpa mal asignada o asignada gratuitamente. Así que las SS se convirtieron en su nueva gran familia."

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